El juego es la actividad más importante en la vida de un niño, especialmente en sus primeros años. A través del juego, los niños exploran el mundo que los rodea, descubren sus habilidades y aprenden a relacionarse con los demás. En esta ocasión descubriremos un poco acerca del juego objetal y el juego simbólico, los cuáles son esenciales para el desarrollo integral de los niños en preescolar.
¿Qué es el juego objetal?
El juego objetal es el primer tipo de juego que los niños experimentan, generalmente antes de los dos años. Consiste en la exploración y manipulación de objetos físicos. A través de este, los niños desarrollan sus habilidades motoras, comienzan a entender el mundo físico, el uso de objetos y las relaciones causa-efecto.
Algunos de los beneficios que tiene este tipo de juego son el desarrollo de habilidades motoras finas y gruesas, la estimulación de la curiosidad y experimentación y el desarrollo cognitivo.
¿Qué es el Juego Simbólico?
A medida que los niños crecen y su imaginación se desarrolla, el juego evoluciona hacia el juego simbólico. Este surge generalmente entre los 2 y 3 años y consiste en la capacidad de usar un objeto o una acción para representar algo diferente de lo que es. Por ejemplo, un niño puede convertir una caja en un auto o jugar a ser doctor, maestro o superhéroe.
Este tipo de juego también cuenta con beneficios cómo el desarrollo del lenguaje, el fomento de la creatividad e imaginación, la comprensión de roles sociales y el manejo de las emociones.
A través del juego, los niños no solo se divierten, sino que obtienen un desarrollo saludable a nivel físico, emocional, social y cognitivo, aprendiendo a comprender su entorno, a expresar sus emociones y a desarrollar habilidades que les acompañarán toda la vida. Por ello, debemos valorar y promover estos tipo de juegos, proporcionando a nuestros niños los recursos y el tiempo que necesitan para crecer y explorar su mundo con libertad y creatividad.