Las rutinas de pensamiento hacen visible el pensamiento y al hacer esto es más fácil hablar de él. Son instrumentos que nos ayudan a observar atentamente, pensar, razonar y reflexionar.
Quiero compartirles que con el grupo de KA realizamos la rutina de pensamiento: “Veo, pienso, me pregunto”, utilizando como estímulo una imagen, que en este caso fue la de un grupo de niños reunido y una niña alejada de ellos con expresión triste. Nos ayuda a analizar una situación, haciendo la diferencia entre lo que observamos, interpretamos, pensamos y cuestionamos. Yo ayudé a los niños por medio de preguntas de seguimiento para ir haciendo la rutina, escuchar sus ideas y plasmar sus participaciones en papel, para al final hacer un recuento de lo hablado y llegar a una reflexión final.
En este caso, en la reflexión final hablábamos de la importancia de la empatía y de invitar a otros a jugar. Podemos apoyarnos de estas rutinas para trabajar conceptos filosóficos y analizar situaciones socioemocionales para el aprendizaje y la reflexión.